Las marcas con propósito son la clave del éxito. Se dice que las marcas sin propósito , aquellas que no se alinean con los valores y creencias de su público, están destinadas a desaparecer. ¿Es cierto?
El mundo ha cambiado, y con él las marcas. Entre los años 80 y 90, la comunicación entre marcas y consumidores no era bidireccional. Las marcas hablaban y los consumidores decidían si creerles o no; la comunicación era muy limitada.
Pero, tras la revolución digital, todo cambió. Las conversaciones en línea se convirtieron en una ventana para que los consumidores expresaran sus opiniones, conceptos y puntos de vista, obligando a las marcas a escuchar las necesidades. Sin embargo, el verdadero cambio llegó con el nacimiento de las redes sociales.
Hoy en día, las personas se preocupan más por sus decisiones de compra. Es una realidad que, si bien algunas características de un producto o servicio son relevantes para la fidelidad a una marca, no lo son tanto como el tipo de impacto que esta genera.
Razón por la cual las marcas necesitan una razón de ser
Actualmente, para las marcas, tener una razón de ser establecida en el centro del negocio, más que una estrategia, es un requisito. La mayoría de las empresas conocen el «qué» de su marca, relacionado con el producto o servicio que ofrecen.
Gran mayoría conoce su «cómo», relacionado con el valor que aportan con ese producto o servicio. Pero muy pocas conocen el «porqué». ¿Cuál es su razón de ser? ¿Cuál es la causa que impulsa el negocio? Y ahí es donde el propósito cobra relevancia.
Las empresas que han trabajado en el «porqué» y han logrado construir un propósito consciente y real son las que demuestran su compromiso con un mundo mejor y más equitativo.
No lo hacen solo para verse bien o sentirse bien. Lo hacen para marcar la diferencia frente a sus competidores y convertirse en algo de gran valor para las personas que sienten afinidad con lo que hacen.
Es un hecho que las marcas que impulsan honestamente su propósito serán las únicas que sobrevivan en el mercado cambiante. La fidelización se está volviendo cada vez más compleja debido al gran volumen de la oferta.
Y la gente ya no busca campañas de marketing superficiales. Busca marcas comprometidas con temas de interés. Se sienten atraídas por las marcas que se posicionan sobre un tema relevante.
Simon Sinek, líder, escritor y creador del concepto «El Círculo Dorado» , una gran metáfora utilizada por muchas empresas para comprender a fondo la esencia de su negocio, lo resume con mucha claridad.
«La gente no compra lo que haces; compra por qué lo haces. El objetivo no es hacer negocios con todos los que necesitan lo que tienes. El objetivo es hacer negocios con personas que creen en lo mismo que tú».
En definitiva, las marcas que han comprendido el nuevo valor que deben aportar al mundo, o aquellas que lo harán a corto plazo, serán las que mejoren significativamente su percepción y reputación.
Como resultado, mejorarán la lealtad, lo que las convertirá en líderes en su categoría.
Antes de crear y escribir un propósito, es necesario encontrar el “por qué” de tu marca.
Aunque las empresas generalmente creen que el propósito del negocio es generar conciencia, consideración y lealtad entre las personas, se equivocan, o al menos no se han dado cuenta de que el verdadero potencial de un propósito reside en generar valor cultural y un sentido de pertenencia en la sociedad a la que se dirigen. Esto es más que una estrategia; es una necesidad.
Lo primero que debe quedar claro es que el propósito no es el eslogan de la marca. Tampoco es la frase ingeniosa que se le ocurrió al gerente o a algún líder tras una lluvia de ideas.
No es la misión, la visión ni una lista interminable de valores. Y no es esa frase en la firma del correo electrónico que dice que la empresa se preocupa por el medio ambiente. Por eso, piénselo dos veces antes de imprimir el correo electrónico.
Es necesario ir mucho más allá. Para construir una marca con propósito, es necesario comprender profunda y claramente qué representa: sus valores, su visión, sus pilares y los ideales de quienes la conforman.
Es necesario empezar a preguntarse: ¿por qué existe? Y la respuesta no debe estar relacionada con el dinero ni con ganar cuota de mercado. Por ejemplo, el porqué de Tesla es «Acelerar la transición mundial a la energía sostenible».
En el ejemplo anterior, queda claro que la respuesta debe ser sincera y profunda. La respuesta al «por qué» de Tesla no es fabricar coches eléctricos que contribuyan al medio ambiente.
Ni tampoco ser una empresa líder en componentes de propulsión para vehículos eléctricos, techos solares y baterías para el hogar.
El impacto de las marcas en la sociedad
Otras preguntas importantes que podemos plantearnos son: ¿cuál es el impacto que buscamos generar en la sociedad? ¿Qué valores o creencias impulsan la toma de decisiones?
Estas son preguntas fáciles con respuestas difíciles. Ahí es donde todo comienza. Este es el punto de partida de un proceso de descubrimiento y definición para crear una «Marca Significativa».
Se trata de una marca que ha encontrado el camino correcto, que cuenta con una base sólida para construir una narrativa sincera y actuar en consecuencia.
En un estudio de analítica global realizado por Havas Media Group, que incluyó un análisis de más de 300.000 personas y más de 1.500 marcas de 15 industrias en 33 países, hay hallazgos muy interesantes sobre la medición del impacto de las marcas con propósito.
Se puede evidenciar que las marcas significativas, aquellas con un propósito activo, superaron en los últimos 10 años en un 206% la percepción de su valor.
También se evidencia que las marcas con un propósito establecido y claro incrementaron sus KPI’s en un 137% en comparación con marcas que están en el mercado sin un significado relacionado con una intención más allá de solo hacer negocios.
Además, existe un dato alarmante: a la gente no le importaría que el 77 % de las marcas desaparecieran del mercado. Esto confirma que hay más marcas que hacen ruido con su propósito que aquellas que realmente generan impacto con él.
Sin embargo, es importante destacar que tener el propósito correcto y ponerlo en práctica es igualmente importante. Hay que comunicarlo, pero el reto es hacerlo de forma orgánica, para que se sienta real.
La clave está en cómo se utiliza el propósito dentro de la historia de la marca, o storytelling, como se le llama comúnmente en los medios.
¿Cuál es el verdadero objetivo final del propósito?
Para algunas empresas, el objetivo final es convertirse en una opción más atractiva para su público y así impulsar el crecimiento del negocio. Sin duda, pensar así no les llevará muy lejos.
Tarde o temprano, la verdad saldrá a la luz. Para quienes realmente creen en su potencial, se trata de crear un negocio que viva y respire de inspiración, innovación y generación de cambios positivos.
Por eso, es importante ir más allá del papel. Debe comunicarse, no solo externamente, sino también dentro de la empresa, de forma clara y coherente. Luego, debe alinearse con las operaciones.
Las prácticas empresariales deben centrarse en las acciones definidas. Finalmente, es necesario medirlo para ver su impacto en el negocio, en las personas, en el producto o servicio y en el mercado.
Sea fiel a lo que cree
Como dijimos anteriormente, la idea de las marcas impulsadas por un propósito surgió porque las marcas decidieron escuchar lo que sus audiencias querían y se volvieron proactivas al ponerse del lado de sus necesidades y creencias.
Por estas razones, hoy en día no basta con ser muy bueno en lo que haces como empresa ni ser líder a cualquier precio. Es necesario conectar con el corazón del consumidor y empatizar con su forma de pensar, interactuar y comportarse en el mundo.
Si después de leer este blog sientes que es fundamental que tu empresa defina una filosofía que gire en torno a su razón de ser, confía en Interfaz. Contamos con una metodología comprobada para mostrarte cómo definir e implementar tu propósito te diferenciará de la competencia.
Recuerde que una empresa con un propósito claro tendrá mayores posibilidades de crecimiento y desarrollo exponencial.
