El estilo de vida del que dependíamos hace unos meses se está desvaneciendo gradualmente debido a cambios inesperados en el entorno en el que vivimos.
La modificación de las normas de convivencia y, por lo tanto, del comportamiento de las personas, trae consigo la aparición de nuevas necesidades de investigación que dan lugar a la reinvención de productos y servicios con los que solemos estar en contacto, es decir, la clara presencia de la innovación.
Ante esta oportunidad de crear productos que satisfagan nuevas demandas, debemos reconocer el papel de la investigación como elemento que nos guía durante todo el proceso, desde el surgimiento de una idea hasta su posicionamiento.
1. Descubrir por dónde empezar
Al concebir una idea, nos enfrentamos a un momento decisivo: encontrar la manera ideal de empezar. Sería difícil descubrirlo si no sabemos quiénes son los beneficiarios de nuestra idea, dónde están, qué sucede a su alrededor, cómo es su día a día y qué necesitan exactamente.
Si nos centramos en investigar y resolver estas preguntas, tendremos el conocimiento necesario para saber cómo captar inicialmente su atención y descubrir si nuestro producto puede beneficiarles o por el contrario descubrir que no tendrían por qué utilizarlo.
La investigación puede ser un proceso muy productivo siempre y cuando utilicemos las herramientas adecuadas, cada proceso puede ser único dependiendo de la naturaleza del producto bajo manejo.
Podemos empezar simplemente eligiendo un lugar agradable y sentarnos a observar el entorno en el que queremos posicionarnos, pensar en lo que nuestra idea quiere facilitar y luego entablar conversaciones propositivas con personas que se ajusten a nuestro perfil objetivo para fundamentar las necesidades que creemos haber encontrado previamente y entender sus objetivos, metas, prioridades y hábitos, este será nuestro punto de partida para refinar nuestra idea de acuerdo a lo que realmente necesitan las personas.
2. Definición del problema y alcance
Conocido el contexto en el que nos vamos a posicionar, podemos terminar de definir el problema que queremos resolver con nuestro producto.
Tratemos también de definir un alcance inicial realista, estos dos elementos serán el enfoque que nos mantendrá orientados durante la investigación y desarrollo del producto como tal, podemos complementar el alcance con la definición de los indicadores de éxito que nos mostrarán posteriormente si el resultado es el adecuado.
No debemos ignorar el hecho de que la investigación puede hacer que la idea inicial y el alcance propuesto se transformen durante el proceso.
No veamos esta transformación como un obstáculo, ni la causa para descartar la idea desde el principio, al contrario, veámosla como una evolución necesaria que garantizará una adopción satisfactoria del producto en el futuro.
Una idea no puede ser completamente correcta desde su origen, a medida que la perfeccionamos se irá adaptando mejor a su propósito.
3. Buscando valor agregado
Para lograr uno de nuestros claros propósitos: un producto con impacto y valor sobresaliente, debemos ser conscientes de que normalmente habrá algún tipo de competencia directa o indirecta, ésta será variable y dependerá del producto que tengamos en mente.
Aprendamos a percibir a nuestros competidores como una pieza fundamental para nuestros proyectos, ellos representan la referencia que necesitamos para definir específicamente qué es lo que vamos a ofrecer y que pretendemos que sea único para lograr un producto deseado por nuestros usuarios.
Al investigar a nuestra competencia, podemos encontrar respuestas a por qué las personas usan sus productos, qué ofrecen y qué les ofrecen.
De esta manera, podremos comparar las necesidades detectadas con lo que ofrecen estos competidores y, por supuesto, descubrir cómo nuestro producto podría mejorar significativamente la experiencia actual de los usuarios.
4. Promoción del posicionamiento
Si bien la investigación inicialmente nos permite reducir el riesgo de crear un producto bajo el sesgo de nuestras propias ideas y centrarnos en quienes harán uso de él.
El papel de la investigación no termina cuando “terminamos nuestro producto”, sino que se vuelve un poco diferente, se vuelve evaluativo.
El objetivo de la investigación evaluativa es responder a la pregunta: ¿cómo funciona el producto para nuestros usuarios? En una etapa temprana, cuando no disponemos de mucha información que nos indique cómo se utiliza el producto.
Podemos realizar pruebas de usabilidad para validar su aceptación y recibir retroalimentación de los usuarios para aumentar aún más el valor de lo que queremos ofrecer.
En fases más avanzadas, es posible que podamos retomar los indicadores de éxito y complementar las pruebas con datos reales que nos permitan valorar si realmente el producto se está utilizando como nos gustaría e identificar posibles mejoras que se puedan implementar.
También podríamos encontrar cientos de razones para ejecutar un proyecto sin una base de investigación, posiblemente las más comunes sean la falta de tiempo, el miedo a encontrar cambios en el alcance inicial, creer que ya sabemos todo lo que necesitamos o las limitaciones de presupuesto.
Pero también podríamos entender la importancia de todo este proceso simplemente pensando que cientos de personas que no conocemos podrían hacer uso de nuestro producto y estas personas vienen de contextos que simplemente no podemos controlar, sin embargo, podemos comprenderlos.
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